Saltar sea como sea

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Filosofía veraniega: atreverme a saltar

Saltar sea como sea, eso es lo que tengo que hacer. Es lo que quiero hacer. Me sale, me nace, lo llevo bien dentro. Y simplemente tiene que salir. Expandirse, crecer, evolucionar; como esa espiral que llevo tatuada para recordármelo todos los días.

Recuerdo aquella vez que estaba en el Valle del Jerte haciendo barranquismo y me dio miedo saltar en una cascada. Recuerdo aquella vez que estuve en Canaima, uno de los lugares más bellos y puros en los que he estado y me dio miedo saltar al agua. Miedo a saltar, miedo a saltar.

Soy impulsiva como buena géminis. Me monto en un avión que me lleve a donde sea, cuanto más lejos mejor, pero soy incapaz de saltar. Me da miedo llegar al borde, siento que me voy a resbalar.  Como en esos sueños en los que te despiertas de golpe porque estás cayendo al vacío.

Sí, tengo miedo a saltar. A morder la vida de verdad y no a trocitos.

Lo de ser patosa no sé si tiene que ver con mi signo del zodiaco o con la sangre que corre dentro de mí (gracias tía Conchy) pero el caso es que lo hago la mar de bien y el otro día ya no me aguantaba más y me hice un esguince.

En el TBM (Travel Bloggers Meeting) de Andorra, una de las reuniones de blogueros de viajes más importante a nivel nacional, me torcí el tobillo saltando en una cama elástica de acrobacias. Diréis pero, ¿cómo co**? Pues pasó y tengo mi teoría.

Estuve un rato dándole vueltas mientras daba tímidos saltitos tanteando el terreno, ¿me tiro o no me tiro? Me acerco al borde y siento la adrenalina; vuelvo una y otra vez al punto inicial. Si salto a la piscina esa… como que no llego, ¿no? Venga sí, uyyy no. Venga que sí, si los demás lo han hecho, ¿por qué yo no?

Mmm pero es que ya nos conocemos Alba… acabas liándola. ¡Pues no, esta vez no! Me decido por fin a saltar, aún con dudas, pero en el último momento me arrepiento, piso en falso y ale, ¡torcedura de pie al canto!

Caí a la piscina viendo las estrellas. Conozco ese dolor, ¡ya van tres con este! Lo quiebro y me quiebro a la vez.

Debo reconocer que no soy una superheroína con alas de pájaro que pueda volar a donde quiera. La mayoría de las veces se resquebrajan ligeramente, creo que son más bien de mariposa. Eso sí, uso mis alas para desplegarlas y ver a dónde me lleva el viento. Vuelo con todo; con mis esperanzas, mis ilusiones pero también lo hago con mis miedos, que los tengo como todo el mundo.

¿El resultado? Una mochila roja que llevo a cuestas allá donde me lleve el viento; el del sur, norte, este u oeste. Cada vez más ligera, eso sí. Siempre he pensado que lo que cargas contigo en una mochila es el fiel reflejo de lo que acumulas en tu vida y en tu mente y que, al final del día, no necesitas.

De cada viaje me la traigo embarazada de historias y cuando se vacía por completo (a veces tarda meses o años porque se confunde y se mezcla con nuevos viajes) busco nuevas experiencias para llenarla de nuevo.

Y, ¿sabéis? Al final me di cuenta de que si las mariposas pueden volar de una punta del mundo a otra, será porque sus alas no son tan frágiles, ¿no?

Como bien dice Marina de Hey, hey world, un blog tan lindo que me dibuja una sonrisa con cada entrada: «Al final comprendí que la única forma de evitar que el miedo mande era abrazándolo.» Hablando con ella llegué a la conclusión de que, como buenas cabras géminis que somos, tenemos que agarrar al miedo por los cuernos y luego cuando se descuide y esté manso, ¡le damos un abrazoooote!

Lo dicho: a partir de ahora voy a saltar con más ganas, confianza y decisión.

 

Saltar sea

 

 

6 respuestas a “Saltar sea como sea”

  1. Como dicen por ahí «no hay mal que por bien no venga». Me ha gustado mucho tu reflexión sobre este pequeño accidente y que la hayas compartido de esta forma.
    Claro que todos tenemos miedo a saltar, a lanzarnos al vacío, a tirarnos a la piscina, y dudamos… Y entonces nos caemos y nos volvemos a levantar. No creo que se trate de ser patosa. Las dudas son humanas y hay que convertirlas en fortalezas, ¡como ese salto tan grande del final! Como dice Nawja en una de mis películas preferidas, «Los amantes del Círculo Polar Ártico»: atrévete a saltar, valiente.
    Un abrazo 🙂

    1. Exactamente, Patri. Bueno, este aprendizaje no es solo sobre el saltar físico sino que va más allá y se puede extrapolar a todos los ámbitos de la vida. ¡Lo importante es saltar!

  2. Precioso post Alba, te deseo felices saltos. Y que recuerdes sobre todo, que cuando te decidas a saltar lo hagas con energía, porque las dudas en el último momento, provocan accidentes… y bien lo sabes.
    Abrazos fuertes

  3. Hola Alba

    A Saltar por el mundo. A Saltar por tus sueños, a salta por la vida misma. La vida es un sinfín de saltos.

    Siento lo que te pasó, igual siento que es como la vida, a veces nos equivocamos y de eso aprendemos. Así que…

    A por más Saltos. 😉

    Un abrazo.

    Bo

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