Andando descalza: lo conseguido hasta ahora

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Andando descalza: Un libro, una sonrisa

¡Buenas! vengo con muy buenas noticias del libro Andando descalza y todo gracias a la aportación de los que decidieron apostar por mi proyecto «Un libro, una sonrisa».  El primer proyecto al que apoyamos, «Arte y Alma», tiene como fin llevar arte a los niños de las zonas más desfavorecidas de Lima. Así era cuando participé en los talleres de Arte y Alma, en septiembre de 2015:

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Todo empezó con una reunión de unos cuantos muchachos pero pronto se corrió la voz y el proyecto fue haciéndose más y más grande. ¡Tanto que ayer, 5 de diciembre, expusieron su propio documental! Puedes encontrar toda la info en Arte y Alma. Estoy muy orgullosa de haber participado y de ver cómo ha crecido este bello grupo de personas entusiastas y amantes del arte.

En Ecuador

Por otro lado, en Quito, Ecuador tuve la oportunidad de dar la charla «Cómo viajar de forma sostenible», que se acabó convirtiendo en un coloquio entre amigos. Una charla en la que compartí sobre mi forma de viajar y de ver el mundo y de cómo hacerlo sin dejar una huella ecológica tan fuerte; usando plataformas de gastos compartidos, voluntariado y otros consejitos.

Al finalizar puse a la venta postales personalizadas cuyos fondos fueron destinados a La CaSa, un espacio social en el que se crean diversas actividades para la mejora del barrio; desde clases extraescolares para niños a dejarles el espacio a las madres para que dibujen y expongan su arte.

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Andando descalza, venta de postales viajeras

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Hasta aquí lo conseguido pero ¡aún queda viaje! Ni siquiera hemos llegado a la mitad de la aventura así que quedan muchas aventuras. (Mentiraaa, sigue abajo, actualización meses después).

P.D.: el jueves recogí con ansias mi nuevo pasaporte para llenarlo de sellos de colores por todas partes. La impaciencia y el derrotismo pudieron conmigo a veces pero le puse buena cara y disfruté de Quito como pude. Tras casi darme un infarto al decirme que mi pasaporte tardaría más de lo que me habían dicho (de dos semanas a un mes o mes y medio) celebro con ganas que ayer crucé la frontera de Colombiaaaa.

Consejo: evitad en la medida de lo posible pasar por el consulado de España en Quito. No informan bien, son desorganizados al límite, las colas duran cuatro horas cada día (multiplicado por cinco veces que tuve que ir) y son muy bordes. Y todo eso porque me robaron el pasaporte. Tuve que llevar un acta de nacimiento desde España porque no tenían forma de comprobar que era española. Una experiencia para olvidar, sin duda.

En Colombia —-  Actualización noviembre de 2016  —–

Pasan los meses, vuelves de un viaje largo por Sudamérica. Te desubicas, te adaptas, te readaptas y te vuelven a surgir nuevas ideas. Conoces a más viajeros y formas de ver el mundo. Sabes que no está sola, de nuevo (porque esto es algo que se aprende y se olvida una y otra vez). Y sigue la espiral viajera, esa en la que un día me metí y de la que no quiero salir. Esa espiral de la vida que te envuelve y te suelta (solo a veces) para luego engancharte de nuevo.

Debo admitir que me quedé con una espinita clavada por no haber ayudado lo que quisiera con mi proyecto en Colombia y Venezuela. También sé que las cosas pasan por algo y que llegan cuando tienen que llegar. Pues bueno, ha llegado el momento de la última aportación (de momento) de Un libro, una sonrisa. Sé que a Venezuela voy a volver y ayudaré en lo que pueda desde la distancia o una vez allí pero no es tan fácil hacerlo por varias circunstancias.

Meses después de dejar tierra sudamericana, vengo a descubrir un proyecto lindísimo gracias a Valentina, una compañera bloguera que trabaja con ellos. Su blog Un poco de Sur, del que ya os he hablado antes, me inspira cada vez más. Un blog de viajes de los que a mí me gusta; natural, crítico y transparente, que cuenta lo que quiere y siente en el camino. Sin tapujos, sin cuentos de hadas (a no ser que los haya).

Un ladrillo para mi escuelita

Un ladrillo para mi escuelita es un proyecto de Hilo Sagrado junto con la Fundación Crecer y tiene como fin reconstruir la escuela Atulaimpa en la Guajira colombiana porque la que tienen se está cayendo a pedazos. Las autoridades colombianas quieren cerrarla por sus condiciones pésimas, dejando sin educación a 50 niños. La escuela no solo servirá para educar a los niños sino para reforzar su identidad cultural wayúu y para que consigan preservar sus tradiciones, integrándose en la sociedad.

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Están a punto de conseguir su objetivo marcado de 1.250 dólares. Si quieres contribuir o hacerlo circular, te dejo el enlace de la campaña.

Quizás ahora sí pueda decir «hasta aquí lo conseguido», quizás no. Quizás siga andando con este proyecto que se mezclará con otros, sembrará nuevas semillas o hasta tenga hijitos. Solo puedo dar las gracias de nuevo a los que apostaron por el proyecto, ¡esto es vuestro! La cosa es hacer lo que a uno le guste y le motive en ese momento y si ayudas en el camino pues… ¡mejor que mejor!

La cosa es seguir andando…       Andando descalza

2 respuestas a “Andando descalza: lo conseguido hasta ahora”

  1. Qué guay Alba, me gusta mucho tu enfoque a la hora de viajar y cuando comience me gustaría también dar algo a cambio en los lugares por los que paso, así que te tomo de referencia 🙂 besos y a continuar!

    1. ¡Gracias, Valen! Se hace lo que se puede, de verdad pienso que en los viajes no solo hay que recibir sino dar, dar lo que uno pueda. Y en eso estamos =) ¡Un saludoooo!

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